En las principales arterias comerciales de Buenos Aires comienzan a aparecer algunos locales disponibles, una situación que, de acuerdo con los especialistas, se da sólo en momentos de crisis profunda, como ocurrió en el 2001 y el 2008. El motivo: desde el 1 de febrero pasado, los importadores argentinos están obligados a recibir autorización oficial para cada una de las compras al exterior que quieran realizar.
Se comienzan a ver algunos casos aislados de inquilinos que deciden cerrar las puertas de su negocio. El verdadero problema es que tienen poco o nada que vender, luego de que Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior de Argentina, pisó cada vez más fuerte el freno de las importaciones. “Los negocios que dedican toda o buena parte de su estrategia en la venta de productos importados están en verdaderos problemas. Muchos de ellos ya empezaron a emprender la retirada”, sostienen los agentes inmobiliarios especializados en el rubro comercial.
“Hasta hace unos meses, encontrar un lugar para instalarse en avenidas como Cabildo, Florida o Santa Fe era casi imposible. Pero hoy se empiezan a ver lugares libres porque hay gente a la que ya no le funciona el negocio a causa de las complicaciones para importar”, afirma Miguel Grehan, director del Área de Locales Comerciales de LJ Ramos. La tendencia por el momento no se da en los grandes espacios ni en las mejores ubicaciones. Pero el cambio es notorio.
El cierre de locales provocará un efecto no deseado entre los propietarios. Al haber más oferta -y menos variedad para vender, lo que cortará el interés de muchos por abrir un negocio- los precios tenderán a la baja.
“Si se mantienen las complicaciones para importar sin dudas empezaremos a ver un nivel de vacancia -disponibilidad de espacios- mayor al actual. En un año no debería extrañar si llegamos a 6%”, asevera Saldaña Toselli.
Fuente: http://eleconomista.com.mx
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